jueves, 13 de noviembre de 2014

Globalización: Reforma Energetica

GLOBALIZACIÓN: REFORMA ENERGETICA

México debería seguir el ejemplo económico de China (Alejandra Mercado)
Mientras que Argentina, Brasil y China, aprovechan la expansión del mercado chino, y son ellos los actuales proveedores de materias primas como cobre, hierro, soya, algodón y los empresarios mexicanos siguen durmiendo en sus laureles, además de que China se convierte en el principal captador de Inversión Extranjera Directa, desplazando a todo Latinoamérica. Analistas mencionan que México es un caso perdido ante China, a menos de que México pueda persuadir a sus inversionistas de que le cierren las puertas al mercado chino, lo cual se ve muy lejos de la realidad.
Solo queda decir que la globalización es buena únicamente para algunos, pero para los pobres no, tal vez no los deje más pobres pero no les ayuda, mientras las grandes esferas en el poder, que son la minoría de la población, son las más beneficiadas. Además de que los beneficios de la globalización no son repartidos equitativamente. Y la clase media siempre sale pagando los platos rotos.

La globalización y la reforma Energética (Ricardo Cisneros Hernández)

El gobierno y los empresarios con capacidad para competir en la explotación del petróleo y la electricidad festejan la reforma energética, que innegablemente rompió con los antiguos tabús y paradigmas pero cuya eficacia y beneficio popular es difícil de juzgar. Sin embargo, si podemos contextualizarla en hechos ciertos para no echar las campanas al vuelo y tampoco satanizar las nuevas leyes. El escenario real de la reforma es la globalización; y en él debería de aquilatarse por la importancia del petróleo y el poder mundial económico y político de los actores. Los pilares de la globalización son las libertades de mercado, de tránsito de personas y mercancías y de flujo de capitales. Los efectos hasta ahora son dramáticamente contrastantes: ha beneficiado a países con alianzas internacionales; y el desarrollo inaudito de la ciencia y la tecnología;  ha fomentado los consorcios mundiales más poderosos que varios estados y la acumulación de riquezas; pero a costa del  aumento de la pobreza y la depreciación de los recursos naturales con su secuela de crisis alimentarias, analfabetismo, violencia, enfermedad y marginación. La fortuna de los 200 hombres más ricos suma el PIB de las 43 naciones más pobres; y la quinta parte de la población más rica posee el 80% de los recursos económicos mundiales. La globalización carece de una concepción humanista integral y ha entronizado a los intereses económicos. La doctrina llama globalización controlada a la  que se da por la cooperación entre estados; y salvaje a la que imponen los consorcios internacionales. Ambas  debilitan las soberanías nacionales para internacionalizar y uniformar el derecho y los tribunales. México avanza en ese sentido: primero la doctrina y la praxis política minaron el nacionalismo y la soberanía, hasta que fueron considerados negativos para el desarrollo; y segundo se han ido reformado las leyes y haciendo nuevas para limitar el poder del Estado y facilitar la participación de las empresas mundiales. Entre las reformas destacan la inclusión en la Constitución de los tratados internacionales en derechos humanos; los municipios autónomos regidos por sus usos y costumbres; el nuevo sistema de justicia; el Código de Comercio; la Ley General de Sociedades  Mercantiles y la Ley del Mercado de Valores. Me parece que la nueva legislación energética responde en gran parte a ese propósito. Ahora bien, la globalización es un hecho consumado y es inevitable la participación de México; lo que sí podemos y debemos de hacer es defender el humanismo para el restablecimiento de la dignidad integral del hombre a través de la justa distribución del trabajo y de los frutos; y, así, remediar la segregación y la pobreza. 


Autor: Jorge Alberto Macías Trejo

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